Calidad de vida, la utopía pendiente
El índice de la felicidad y la calidad de vida se imponen, ante la ambición y las ansias de poder, como nuevos parámetros para medir el progreso de una nación, especialmente en unos momentos de carestía y cambio generacional como los presentes. El negocio de la calidad de vida, el tiempo libre, la autorrealización, la alimentación sana y cualificada, el deporte, la sanidad y el ocio bien empleado se erigen como el tesoro más preciado de las nuevas generaciones. Todo consiste en saber a qué se debe renunciar y qué es lo más recomendable para ser nosotros mismos.