El venezolano Moisés Naím recoge en el libro “Repensar el mundo: 111 sorpresas del siglo XXI” 111 columnas de opinión del diario “El País” que, además, también se publican en el diario “El Comercio”. Las columnas del autor reflejan un pensamiento liberal con énfasis en el libre mercado y la poca intervención del Estado. En el texto, Naím pone mucho énfasis en el análisis político y, de alguna manera, se convierte en una especie de oráculo capaz de predecir ciertos procesos políticos en el mundo. Ha sido elegido como uno de los intelectuales más influyentes del mundo por diversas publicaciones y es uno de los teóricos más prestigiosos sobre el poder. Sus tesis sorprenden
El poder está cambiando de manos: de grandes ejércitos disciplinados a caóticas bandas de insurgentes, de gigantescas corporaciones a ágiles emprendedores, de los palacios presidenciales a las plazas públicas. Pero también está cambiando en sí mismo: cada vez es más difícil de ejercer y más fácil de perder. El resultado, como afirma el prestigioso analista internacional Moisés Naím, es que los líderes actuales tienen menos poder que sus antecesores, y que el potencial para que ocurran cambios repentinos y radicales sea mayor que nunca. En “El fin del poder”, Naím describe la lucha entre los grandes actores antes dominantes y los nuevos micropoderes que ahora les desafían en todos los ámbitos de la actividad humana. La energía iconoclasta de los micropoderes puede derrocar dictadores, acabar con los monopolios y abrir nuevas e increíbles oportunidades, pero también puede conducir al caos y la parálisis. A partir de estudios nuevos y provocadores y de su experiencia en asuntos internacionales, Naím explica cómo el fin del poder está remodelando el mundo en que vivimos.
¿Cómo será la vida humana en 20 años? ¿Cuáles son los efectos no anticipados de los bajos precios del petróleo? ¿Qué tienen que ver las hamburguesas con la democracia? ¿Qué peligros esconde la polarización en Colombia? ¿Cuál es la magnitud real de la tragedia venezolana? Son sólo algunas de las preguntas que responderá Naím con una perspectiva global. Moise Naim (1952), doctor por el MIT, fue ministro de Fomento de Venezuela, director del Banco Central y director ejecutivo del Banco Mundial. Durante catorce años dirigio la prestigiosa revista “Foreign Policy”, convirtiéndose en uno de los más respetados analistas de la economía y la política, y uno de los columnistas más leidos en lengua española. En 2011 fue galardonado con el Premio Ortega y Gasset de periodismo a la mejor trayectoria profesional, y en 2013 la revista britanica “Prospect” le incluyo en su lista de los pensadores más importantes del mundo. Naim es autor de numerosos libros, entre ellos “Ilicito” (Debate, 2006), que fue publicado en dieciocho idiomas y seleccionada por el Washington Post como uno de los libros del año.
Actualmente reside en Washington DC, donde trabaja para el Carnegie Endowment for International Peace. Su más reciente publicación es “El fin del poder” (Debate, 2013), primer libro seleccionado por Mark Zuckerberg para su club de lectura en Facebook. Pocos como este autor y analista venezolano pueden presumir de haber desarrollado una mirada tan original y tan fecunda para explicar el mundo de hoy. Este libro reúne 111 de esas columnas, publicadas entre 2009 y 2015, y representan lo que el mismo Naim considera el centro de su actividad: el nucleo de temas y preocupaciones que como columnista ha venido examinando y que luego desembocan en espacios como sus libros o su programa de TV, Efecto Naim. Estos temas tienen en común no sólo su alcance planetario o el que atraviesan lo político, lo económico, lo social y hasta lo tecnológico, sino el hecho de que se basan en esa especial perspectiva a contracorriente que permite a Moisés Naim desmontar mitos y aclarar las confusiones de este raro siglo XXI.
Un futuro inmediato
Esa fama se debía, entre otros factores, a una capacidad de análisis que le permitía dar la vuelta a numerosas certezas de sentido común. ¿Que la clase media desaparece? Al contrario, crece más que nunca. ¿Que hay desigualdad? Sí, pero mucho menos de lo que pensamos. ¿Que el entorno global va a peor? En absoluto, estamos avanzando. “Repensar el mundo. 111 sorpresas del siglo XXI” (Ed. Debate) es un texto en el que recoge ejemplos prácticos de los cambios en los que estamos inmersos, dándoles siempre esa vuelta de tuerca que tanto agradecen sus seguidores. Reproducimos, por su interés, algunas de las afirmaciones que publica El Confidencial acerca de cómo es el poder en el nuevo contexto y de los beneficios y perjuicios que trae consigo.
- CAMBIO DE PARADIGMA: “Todos estamos seguros de que el mundo está cambiando y, al mismo tiempo, tenemos una total incertidumbre acerca de cómo quedará después de todas las transformaciones. Esa brecha genera muchas de las ansiedades que sacan a la gente a las calles y crea mucha incertidumbre política. Este fin de semana ha tenido lugar el 'impeachment' de Dilma Rousseff, que dejará de ser presidenta de Brasil dentro de poco: es el fin del poder para ella. También se ha reunido la OPEP, algo que antes producía temor y hoy bostezos, lo que indica el fin del poder de la OPEP. Y han seguido publicándose los papeles de Panamá, lo que supone el fin del poder para muchas personas que han tenido que abandonar sus cargos. Todo en el mismo fin de semana. Esta es la tendencia que estamos viviendo, de la que ya hablé en mi anterior libro y que continúa en este a través de ejemplos concretos”.
- PODER POLÍTICO: “El poder, al igual que la naturaleza, no tolera los vacíos. Y el que llega es un poder degradado. que es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder. Podemos es un buen ejemplo: apareció de pronto, acumuló un poder sorprendente, descubrió lo difícil que es usarlo y hoy tiene mucho menos que hace un año. El poder de Podemos es mucho menor del que tuvieron el PSOE o el PP en otras épocas. Pues esto mismo es lo que ocurre en el mundo de la empresa, de los militares, de la cultura o del deporte”.
- PODER FINANCIERO: “No digo que todo el mundo sea débil, no hay duda de que las empresas acumulan gran poder. Sería necio debatir eso, pero si esta conversación la hubiéramos tenido hace cinco años, el tema de conversación habría sido Microsoft, que era el actor que pensábamos que iba a dominar la tecnología durante muchos años; si hubiéramos hablado un poco antes, nos habríamos referido a Hewlett Packard, y un poco más atrás a Kodak, que parecía un monopolio. Los casos que mencionas son importantes, pero ¿te atreves a pronosticar que dentro de cinco años Alibaba no será un rival importante para Amazon? La familia Botín siempre ha sido importante y muy poderosa, ¿pero lo es hoy más que hace 10 o 20 años? No digo que no tengan poder, sino que se enfrentan a más restricciones para ejercerlo. "Hay que ser muy cautelosos, porque lo que antes parecía permanente se ha hecho variable y lo transitorio se ha hecho permanente”.
- PODER MUNDIAL: “Los países que se suponía que iban a remodelarlo todo, los BRICS, están cayendo. Brasil está en mala situación, Rusia es débil y Putin no es el hombre más poderoso del mundo, China está en una etapa de desaceleración, y solo India cuenta aún el dinamismo suficiente. Uno de los debates más importantes en EEUU hoy es el del declive de su importancia en el mundo. Lo que quiero subrayar es que el tiempo de las hegemonías ha pasado. Por supuesto que hay actores internacionales que tienen importancia, como Europa, China o Rusia, pero todos cuentan con un poder que es más difícil de usar y que es más efímero. China dice que va a construir unas islas en el mar de China Meridional y ¿qué va a hacer EEUU? Nadie cree que vaya a la guerra con China por esas islas. Putin invadió Crimea y EEUU no fue a la guerra con Rusia. El problema es que hoy vivimos en un mundo en el que nadie está a cargo y eso es difícil de entender y asusta a mucha gente. Que no haya ningún jefe va en contra de todo lo que hemos vivido hasta ahora y le añade mucha incertidumbre. Publico mis columnas en diferentes países y eso me permite ver cómo reaccionan los lectores de lugares muy distintos. Todos comparten esa búsqueda de quién está detrás de todo esto, y lo cierto es que no hay nadie. 'No one is in charge', y eso es muy difícil de aceptar”.
- POPULISMO: “Hay conexiones entre los tres aspectos, pero preferiría darte tres respuestas, una para cada uno de los temas. En cuanto a la desigualdad, hay estadísticas definitivas que demuestran que el nivel mundial está bajando. En segundo lugar, hay estadísticas que señalan que la desigualdad en EEUU y Europa está subiendo a niveles sin precedentes, y EEUU es una potencia exportando sus angustias. Cuando algo es un problema para EEUU se convierte en un debate mundial. ¿Por qué discutimos sobre la desigualdad en América Latina hoy y no cuando era más baja? Porque EEUU está exportando sus ansiedades y ha impuesto ese debate al mundo. Es un problema importante, sin duda, pero sobre el que no hay consenso acerca de cuáles son los remedios para afrontarlo. Las causas son diferentes en cada país. En EEUU tiene mucho que ver el peso del sector financiero, en Venezuela con la corrupción de Gobierno y militares, en Italia y Rusia tiene causas distintas. No puedes enfrentarte a ella con las mismas medidas en todas partes. Y esa es otra de las características de nuestro mundo: las generalizaciones sufren siempre, porque cuando las vas a aplicar a diferentes países, no funcionan. En cuanto al populismo, siempre ha existido, y no solo en América Latina. Allí ha habido maestros como Perón, Chávez, Lula o los Kirchner, pero no perdamos de vista a Donald Trump y a muchos de los nuevos líderes europeos. El populismo es prometer lo que se sabe que no se puede cumplir o prometer algo que es muy atractivo pero que se sabe que va a tener efectos negativos a largo plazo. Aparece cuando hay malestar económico y se degradan los estándares de vida, y eso provoca que surjan lo que llamo 'terribles simplificadores', que dicen a la gente lo que quiere oír. Trump dice que va a extraditar a 11 millones de personas si llega al Gobierno, lo que no es ni logísticamente posible ni financieramente viable, pero Trump lo repite y millones de personas le votan”.
- NUEVOS PODERES: “Hay centros de veto en todas partes, en la política, en las empresas, en la cultura o en el entorno militar. Cada vez hay más protagonistas que no pueden imponer un punto de vista, pero que sí tienen en sus manos la capacidad de bloquear a los demás. Fíjate en el Tea Party, que nunca tuvo la opción de llevar a cabo sus políticas, pero bloqueó el Congreso estadounidense. Vivimos en una proliferación de bloqueadores, que tienen mucho impacto y que se salen con la suya con mucha más frecuencia que quienes tratan de construer”.
- LA DELINCUENCIA: “En América Latina es un tema importantísimo, porque cuenta con el 8% de la población mundial y el 31% de los homicidios. Es la campeona de los asesinatos: mueren más personas en un mes por armas de fuego que en las zonas de guerra. Desde luego, hay factores importantes, como la producción, el tráfico y consumo de drogas o la debilidad institucional de la policía, pero la principal es la vergonzosa coexistencia pacífica con el asesinato. La criminalidad y la delincuencia no tienen que ver con la pobreza, porque si fuera esta la explicación, países como India o China tendrían más homicidios que América Latina. Son las sociedades las que deben romper esta coexistencia pacífica con el asesinato: no lo puede hacer ningún Gobierno actuando en solitario, sino que tiene que ser apoyado por ONG, las escuelas, las universidades, el sector privado y quienes escriben telenovelas. Tiene que ser un movimiento nacional, donde la glorificación de los asesinos y de los sicarios, y del sicariato como estilo de vida, sea repudiada”.
- EL FUTURO: “Uno de los artículos del libro habla del milagro del año 2000, cuando los países se reunieron y firmaron un documento con los objetivos del milenio. No se le hizo mucho caso, porque las declaraciones de la ONU no producen grandes terremotos mediáticos, pero esa declaración cambió el mundo para mejor: identificó un número concreto de objetivos sociales y les puso fecha, como disminuir la pobreza y la desnutrición infantil, y resulta que no solo se alcanzaron sino que se fue incluso más allá. En el mundo hoy hay menos pobres, y tenemos la clase media más grande que ha existido en la Historia de la humanidad. Por supuesto que hay tragedias cotidianas que siguen horrorizándonos, como la de los inmigrantes, pero es intelectualmente mucho más fácil hacer la lista de los horrores que la de las cosas que van bien. Lo difícil es escribir una columna para demostrar que a pesar de las tareas que están pendientes, el mundo está progresando. Pero, como tercer aspecto, habría que cuestionar que los europeos hoy viven peor. Hay que tener mucho cuidado con el 'parroquialismo' temporal, porque la gente cree que lo que ha pasado en los últimos 10 años es lo que va a pasar siempre. La crisis económica ha dejado a millones de familias en mala situación, el trabajo precario es la norma y los padres están convencidos de que sus hijos vivirán peor que ellos, pero no es razonable extrapolar esta situación al futuro. Creer que hay una línea directa entre lo que está pasando y lo que va a pasar es un suposición de la que hay que desconfiar. A mí me gusta escribir columnas optimistas, no todo lo que viene es negro, amenazante y malo. Hay mucho que celebrar”.