MÁRIO CENTENO, NUEVO PRESIDENTE DEL EUROGRUPO, SE SUMA A LA EXITOSA DIPLOMACIA INTERNACIONAL PORTUGUESA

Portugal le gana la partida a España en la representación de cargos internacionales. La presidencia de Mário Centeno en el Eurogrupo es el último éxito de una diplomacia callada que ya conquistó la Comisión Europea con Durão Barroso y la Secretaría General de la ONU con António Guterres. Al margen de los éxitos por las habilidades con el balón en la Eurocopa y con la canción en Eurovisión, la presencia de directivos portugueses en instituciones internacionales revelan unos triunfos de la diplomacia lusa que van mucho más allá de su peso económico.

Portugal transmite paz, y sus diplomáticos elevan ese valor de sosiego a su trabajo en las sombras de los grandes poderes. Aún hoy, los portugueses se hacen cruces de cómo Durão Barroso pudo presidir durante diez años (2004-2014) la Comisión Europea. Su Gobierno en Portugal no fue apreciado ni por los de su mismo partido, el Social Demócrata PSD, carente de rumbo y de personalidad.

Tampoco fue brillante el Gobierno del socialista António Guterres, acusado de lo mismo que Barroso, pero tras dejar el cargo sin pena ni gloria fue elegido Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (2005-15). Y desde ahí, de forma silenciosa, casi secreta, se trabajó la secretaría general de la ONU para pasmo mundial.

La diplomacia portuguesa juega tradicionalmente a ser la segunda opción. “Indudablemente Portugal apoyará a España para el Eurogrupo”, declaró hace unos meses su primer ministro António Costa. Pero España no se presentó. Ahora Portugal apoyará a un español para la vicepresidencia del Banco Central Europeo en sustitución de...Vitor Constãncio, también portugués.

"En Portugal hay muchas cosas que funcionan mal", señalaba recientemente al corresponsal del diario El País en Lisboa, Javier Martín, el politólogo y comentarista José Manuel Fernandes, "pero una cosa que funciona bien es el cuerpo diplomático. Es uno de los pocos cuerpos de la Administración Pública que aspira a ser una elite, y ya lleva décadas haciendo un buen trabajo en el ministerio de Asuntos Exteriores". “Yo fui nombrado embajador en Madrid por el Gobierno de Passos Coelho”, explica siempre Francisco Ribeiro de Menezes. “Soy del PSD, pero sigo en mi puesto de embajador en España con un Gobierno socialista”.

La elección de Mário Centeno para dirigir el Eurogrupo no es menos sorprendente que las designaciones de Barroso o Guterres. Centeno es el ministro de Finanzas de un país que ha sido rescatado tres veces en los últimos 40 años. La troika dirigió Portugal de 2011 a 2014.  Centeno ha ido cantando las cuarenta a los mismos que meses después le han elegido para el Eurogrupo. Se enfrentó a ellos, culpó a la Comisión Europea de equivocarse con las recetas en los países del sur, criticó al FMI y a la OCDE.

Al contrario del tópico, el Gobierno portugués no agachó la cabeza. Cuando el aún presidente, el holandés Jeroen Dijsselbloem, dijo en marzo que los países del sur se gastan las ayudas europeas en “alcohol y mujeres”, fue Portugal —y no España ni Grecia— quien reaccionó más contundentemente exigiendo la dimisión del holandés. No la consiguió en el momento, pero la venganza ha llegado en plato frío.

En menos de dos años, Centeno se ha convertido en un líder europeo, en un miembro popular dentro del Eurogrupo. A Guindos le habla en español, a Dijsselbloem en inglés y a Moscovici en francés. Tampoco Barroso o Guterres tenían barreras para hacerse entender en tres o cuatro idiomas, como tampoco los tiene el primer ministro y, menos aún, el presidente. La facilidad para los idiomas es un plus que tienen nuestros vecinos los portugueses.

A España sólo le queda la esperanza del BCE

España se queda sin cargos en organismos internacionales. Caruana y Viñals eran los dos últimos altos cargos que le quedaban a España en un gran organismo económico internacional desde que Rodrigo Rato abandonó en 2007 el FMI. El último en salir ha sido el ex gobernador del Banco Central, Jaime Caruana, quien dejó el BIS, con sede en Basilea (Suiza), el pasado 1 de diciembre. Su sustituto ha sido Agustín Carstens, ex gobernador del Banco Central de México.

Caruana ha permanecido al frente del Banco de Pagos Internacionales (BIS) —el banco de los bancos centrales— durante los últimos ocho años y medio y su salida se ha producido después de que el subgobernador del Banco de España, José Viñals, abandonara el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde ha trabajado en los últimos ocho años como director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales. Viñals es, desde hace justo un año, presidente del banco británico Standard Chartened, fundado en tiempos de la reina Victoria. Desde entonces, España ha optado por situar al ministro de Economía, Luis de Guindos, como presidente del Eurogrupo, pero con nulos resultados. En la última renovación, Guindos optó finalmente por no volver a presentarse dando su apoyo al candidato portugués Mário Centeno, que resultó elegido.

Esa renuncia se interpreta como una estrategia destinada a conseguir para España un puesto en el comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), donde está ausente desde la salida de José Manuel González-Páramo pese a tratarse del cuarto país de la Eurozona respecto de su peso económico.

El candidato al que se pretende suceder es el portugués Vítor Constâncio, que abandonará el cargo de vicepresidente el próximo 31 de mayo. Si España no consigue el puesto, deberá esperar ya a junio de 2019, que es cuando expira el mandato del alemán Peter Praet, aunque profesionalmente ha desarrollado todo su trabajo profesional en Bélgica. Para la siguiente oportunidad, España tendría que esperar a noviembre de 2019, que es cuando finaliza el mandato de Mario Draghi.

El Gobierno ha reconocido en numerosas ocasiones que España está infrarrepresentada en los organismos internacionales, y los datos le dan la razón. Entre otras cosas, porque la estrategia de los grandes países —Francia, Alemania o Italia en el plano europeo— pasa por situar a representantes de naciones pequeñas en los puestos clave, aunque con singularidades.

España apenas mantiene una vicepresidencia en el Banco Europeo de Inversiones (BEI) en la persona del ex presidente del ICO, Román Escolano, quien sustituyó en 2014 a la ex ministra Magdalena Álvarez tras verse involucrada por la jueza Alaya en las investigaciones sobre el escándalo de los ERE. Sin embargo, tiene un papel secundario en el FMI pese a ser unos de los mayores contribuidores: 96.820 votos. De hecho, forma parte de un grupo de ocho países americanos entre los que están México, Colombia o Venezuela. Su peso en el comité de gobernadores equivale al 1,92% del total. Estamos infrarepresentados en los organismos institucionales europeos y mundiales para ser un país europeo de 47 millones de habitantes.

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