Por Javier Atance Ibar
El Orfeón Joaquín Turina de Guadalajara estrena su espectáculo musical “Score II: Lo invisible del séptimo arte” en el Auditorio Buero Vallejo el 23 de abril a las siete de la tarde, agotando las entradas un mes antes del estreno y teniendo que hacer una segunda audición al día siguiente, domingo, a las cinco de la tarde, para poder cumplir con tantas entradas solicitadas haciendo pequeño el enorme espacio para los espectadores con los que cuenta dicho auditorio. Este Orfeón sigue desarrollando un repertorio de Bandas Sonoras muy atractivo y actual que terminará formando una trilogía.
Este Orfeón, sigue inmerso en la gran aventura, que comenzó el año pasado con SCORE I, consistente en interpretar las mejores bandas sonoras de las películas más importantes de la historia del cine, combinando sonidos e imágenes con alto poder evocador y emocional como sólo el cine puede mostrar y haciendo realidad la famosa frase de Igor Stravinsky: “No basta con oír música, además hay que verla”.
La música ha jugado un papel integral en el cine. La calidad de un film puede variar en función de muchos parámetros, siendo la sonorización de una película una gran herramienta de ambientación para determinadas escenas, una buena banda sonora ayuda a reforzar pasajes alegres, melancólicos, terroríficos o de acción. En palabras de Bernard Herrmann: "La música debe suplantar lo que los actores no alcanzan a decir, puede dar a entender sus sentimientos, y debe aportar lo que las palabras no son capaces de expresar".
Cantar en un coro es un ejemplo de acción conjunta, continúa, ya que los cantantes tienen que adaptar sus voces, palabras y ritmo al grupo, pero es además, una de las actividades más saludables ya que promueve el bienestar personal, potencia el trabajo grupal sobre el individual, estimula virtudes como la colaboración, la solidaridad, el compañerismo, la confianza…, potenciando la expresión verbal, corporal y gestual. Pero además, aporta muchos beneficios a nuestra vida: nos libera y nos hace más felices, nos relaja y rebaja los niveles de estrés, revela nuestra sensibilidad, expresa nuestro buen gusto, hace trabajar nuestra memoria, nuestra atención, nuestra concentración, nos ayuda a expresarnos, nos da confianza, nos hace más sociables, más comunicativos y eleva nuestra autoestima…
Una orquesta y un coro suenan bien cuando a los músicos que la forman les encanta escucharse unos a otros y disfrutan con la interpretación conjunta; ya se sabe, el corazón de las personas que cantan en un coro y hacen música juntos, late al unísono y sus emociones se sintonizan.
La terapia del canto tiene sus orígenes en los pueblos indios de América , quienes lo utilizaban al igual que la danza y la música como forma de vida y de curación. Ahora se utiliza también para que muchos niños desfavorecidos descubran sus cualidades musicales y lleguen a ser músicos y por eso, tomo prestado el slogan publicitario que puso en marcha en 2012 el Sistema Nacional de Educación Musical, (SINEM), un proyecto costarricense que busca dar la oportunidad al acceso a la formación instrumental de niños y adolescentes, en especiales condiciones de pobreza y riesgo social: “La educación te forma, la música te transforma”.
La sintonía del Orfeón Joaquín Turina con el FESCIGU, (Festival de Cine Solidario de Guadalajara), que ha celebrado ya su XIII edición, es admirable y permite la unión de dos emociones, música y cine, que unidas multiplican su valor. Debemos seguir siendo fieles a ambos amores, música y cine, sabiendo que ahora las deserciones están de moda, pero reconociendo que una amistad con la música o el cine que termina..., es que nunca había comenzado de verdad. Hay amores que si son verdaderos nadie puede romper. La música y el cine son dos de ellos.
El Orfeón Joaquín Turina viene acompañado del coro infantil Turina Children Voices y de la joven formación instrumental Turina Symphony Orchestra; la colaboración de Esther Vindel y sus bailarines para algunos de los espacios musicales completan esta puesta en escena de más de un centenar de participantes.
El Orfeón Joaquín Turina de Guadalajara está dirigido por Sergio Cano Ortiz, cordobés, nacido en 1975, con una larga trayectoria musical en conservatorios y escuelas de música y cuenta con la joven presencia de la musícologa Belén Martínez Sanz, que ejerce de pianista acompañante y subdirectora del Orfeón, maestra en activo que además tiene el privilegio y la enorme responsabilidad de enseñar cada día a los niños a leer, escribir y cantar, haciendo lo que le gusta y gustándole lo que hace.
Música hasta ahora se venía definiendo como el arte y la ciencia de combinar los sonidos con el tiempo, ahora la vida moderna y los trabajos de pluriempleo que hay que hacer para poder vivir, ya que de la música sólo viven los grandes y famosos músicos, ha hecho que hacer música, como en este Orfeón y en tantos otros, sea la ciencia y el arte de combinar los horarios de los que van a interpretarla.
Es duro ensayar, es duro perseverar, sacar un proyecto cultural adelante cuesta mucho y exige sacrificios que no todo el mundo está dispuesto a realizar, pero hay que cantar e interpretar siempre que podamos, porque realmente cuando alguien abandona estas actividades artísticas, las extraña, las echa de menos porque se dan cuenta que no cantamos porque vivimos, sino que vivimos porque cantamos.
Nuestra sorpresa y nuestra gratitud porque orquestas, coros y orfeones, como el Joaquín Turina en esta ocasión, sigan haciendo música para nuestros ojos y para nuestros oídos y recordarles que si quieren hallar en cualquier parte alegría, ilusión y música..., deben llevarlas con ellos, como están haciendo ahora y compartirlas con nosotros que tenemos la suerte de disfrutar de estos fantásticos grupos musicales que merecen nuestro respeto, admiración y cariño por poner en marcha, en palabras de su director Sergio Cano, con la ayuda de su equipo creativo: “un espectáculo fresco y dinámico, que sorprende y emociona”.
