Casi todos los PESSOAS en Madrid

La única vez que Fernando Pessoa pisó territorio español en vida tuvo lugar en 1902 en el Puerto de la Luz en las Palmas de Gran Canaria, de paso en un viaje hacia el África orienta. Desde el 13 junio y hasta el 24 de agosto su obra, su pensamiento y sus relaciones con intelectuales españoles, se expusieron en la Biblioteca Nacional de España (BNE), en Madrid. Quienes no tuvieron la oportunidad de verla, pueden hacerse una idea de cómo fue en las líneas y fotos siguientes.

La exposición Pessoa en España tenía como objetivo fundamental, en palabras del comisario Antonio Sáez Delgado, profesor de la Universidad de Évora, “matizar una información que se ha ido trasladando década a década durante mucho tiempo y es la idea de que Fernando Pessoa nunca se interesó por España, de que vivía de espaldas a ella e incluso desdeñaba la cultura española”. Para conseguirlo, la muestra analizaba la relación personal de Pessoa con España y la historia de su obra en el país.

La directora de la BNE, Ana Santos Aramburu, manifestó al presentar la exposición su satisfacción por haber traído la muestra a la BNE. “Esta exposición se pudo ver por primera vez en 2013 en la Biblioteca Nacional de Portugal y había que intentar traerla a nuestro país”.

La exposición paso a paso

- La Biblioteca Nacional de España organiza en colaboración con la Biblioteca Nacional de Portugal, la Dirección General de Políticas e Industrias Culturales y del Libro y la Subdirección General de Promoción Exterior de la Cultura, la exposición Fernando Pessoa en España, dedicada a mostrar la huella de España en la obra del autor portugués.

- La exposición Fernando Pessoa en España tenía como objetivo fundamental, en palabras del comisario Antonio Sáez Delgado, profesor de la Universidad de Évora, matizar una información que se ha ido trasladando década a década durante mucho tiempo y es la idea de que Fernando Pessoa nunca se interesó por España, de que vivía de espaldas a ella e incluso desdeñaba la cultura española. Para conseguirlo, la muestra analiza la relación personal de Pessoa con España y la historia de su obra en el país.

- En la Sala Hipóstila, se pudo descubrir el legado del autor a través de numerosos libros, cartas y textos que se conservan en la Biblioteca Nacional de España, la Biblioteca Nacional de Portugal y otras instituciones culturales de ambos países.

- Si bien Fernando Pessoa (1888-1935) nunca visitó España, sí se interesó por sus contemporáneos españoles: mantuvo contacto con algunos escritores andaluces y polemizó con Miguel de Unamuno por su obra “Por tierras de Portugal y de España”. También dedicó parte de su esfuerzo literario en escribir sobre España dentro de un contexto ibérico.

- Es preciso destacar que Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) mantuvo una fluida relación epistolar con algunas figuras literarias españolas, unas más conocidas que otras, pero sin duda todas importante: ahí están los nombres de Iván de Nogales, Miguel de Unamuno, Rogelio Buendía, Isaac del Vando-Villar. También es de destacar la relación que mantuvo con uno de nuestros genios literarios, al que conoció en un café de Lisboa, Ramón Gómez de la Serna.

- Los comisarios de la muestra, el profesor español de la portuguesa Universidad de Évora (Portugal) Antonio Sáez Delgado, y el profesor de la Universidad de los Andes (Colombia) Jerónimo Pizarro, explicaron que la primera obra que muestra la presencia de la obra de Pessoa en España fue la traducción de algunos de sus poemas en 1923, en el diario La provincia. No obstante, su presencia literaria cobró una importnacia más que relevante en los años 50 y 60 del siglo XX, a partir de la muerte del poeta, gracias a las traducciones de Ángel Crespo, a una de la antología histórica publicada por el Nobel Octavio Paz, y a las ediciones de los años 70 y posteriores, que hicieron de Pessoa uno de los poetas no españoles más leídos hasta el fin de siglo. Precisamente, en los años 80 tuvo lugar un auténtico "boom" de publicaciones y en esa década se celebró la primera exposición en España acerca de la figura del poeta, una exposición histórica que tuvo lugar en la Fundación Juan March de Madrid.

- Podemos conocer la primera piedra angular de la recepción de Pessoa en España, como es la traducción que se hizo de algunos de sus poemas en el diario onubense “La Provincia”, en 1923, cuando Rogelio Buendía (su traductor) inaugura la presencia del lusitano en España a través de sus textos. Esta recepción cobrará una especial importancia tras la muerte del poeta, gracias a las primeras traducciones de Ángel Crespo en los años cincuenta, de la célebre antología de Octavio Paz en los años sesenta y de las ediciones de los setenta y posteriores, que hacen de Pessoa el autor portugués del siglo XX por antonomasia y uno de los escritores más leídos en cualquier idioma.

- A pesar de la creencia de que Pessoa no tenía interés en España sí que dedicó gran cantidad de páginas a la cuestión del iberismo que a día de hoy conocemos bajo el título Iberia. Introducción a un imperialismo futuro. En estas reflexiones, Pessoa mantenía que España y Portugal debían estar unidas ante Europa: “crear una nueva literatura, una nueva filosofía, ese es el primer paso”.

- El otro comisario de la exposición, el profesor de la Universidad de los Andes, Jerónimo Pizarro, señalaba la labor “casi arqueológica de búsqueda en los míticos baúles de Pessoa para rescatar todo lo que pudiéramos encontrar sobre España, así como en su biblioteca personal, que, aunque en la mayoría son libros que pasan por el español y portugués también destaca el inglés”. Pessoa mantuvo relaciones tanto directas como a través de misivas con varios escritores españoles como Miguel de Unamuno, Adriano del Valle, Rogelio Buendía, Isaac del Vando-Villar e Iván de Nogales.

- Su obra recoge desde cartas astrales a libros, documentos y apuntes pero, como ya se ha comentado, fue a partir de 1962, con la publicación de una antología de sus poesías preparada por Octavio Paz cuando entró con más fuerza en España. La muestra también se hacía eco de una de sus pasiones menos conocidas del poeta portugués: el esoterismo y la astrología. Según ha indicó en la presentación de la exposición la directora de la BNE, Ana Santos Aramburu, Pessoa escribía cartas astrales "casi de manera compulsiva". En una de ellas, Carta astrológica de la Segunda República Española nos muestra su visión de la evolución previsible de España en los años treinta.

- La exposición se complementa con una mesa redonda titulada "La recepción de Fernando Pessoa en España", en la que participaron Jesús Munárriz, Pilar Gómez Bedate y uno de los comisarios de la muestra, Antonio Sáez Delgado.

- En sus textos, Pessoa también hizo referencia al mito de Iberia, una confederación soñada que se plasma en varios escritos originales que se incluyen en esta exposición. "Se diría que los dos países se han dado cuenta por fin del hecho aparentemente evidente de que una frontera, si separa, también une, y que si dos naciones vecinas son dos por ser dos, pueden moralmente ser casi una por ser vecinas", llegó a escribir el poeta. - Precisamente, con Unamuno mantuvo algún que otro debate, del que cabe destacar aquel en el que Pessoa señalaba, de manera paradójica con las tensiones en favor de la unidad ibérica, una tensión centrífuga. Escribió que "ya que la desintegración de España es un hecho definitivo", la reacción lógica y "civilizadora" sería "fraccionar Iberia en naciones separadas, excepto en una alianza ofensiva y defensiva, una alianza cultura y una abolición de fronteras y aduanas".

- Tampoco fue ajeno Fernando Pessoa a la situación idiomática de la península. Escribió: "El problema de la lengua no importa, porque si a un catalán le gusta escribir en castellano lo hará como lo hace ahora",y añadió en su texto: "Unamuno ha propuesto ¿por qué no escribir en castellano? Si se trata de eso, prefiero escribir en inglés, que me proporciona un público más amplio que el castellano".

Fernando Pessoa em Espanha, Antonio Sáez Delgado e Jerónimo Pizarro (Comissários)

A presença de Fernando Pessoa em Espanha tem qualquer coisa de velho fantasma familiar. Nunca se interessou demasiado pela cultura espanhola, mas entrou em contacto com alguns dos escritores andaluzes do seu tempo. Nunca viajou ao país vizinho, mas escreveu sobre a estrutura de Espanha e sobre o seu papel no contexto da Ibéria. Nunca chegou a conhecer nem a dialogar por escrito com Miguel de Unamuno, mas escreveu textos em que polemiza com o autor de Por tierras de Portugal y de España.

Contudo, visto de uma outra perspectiva, poderemos afirmar que Fernando Pessoa manifestou algum interesse por Espanha e pelos seus escritores, como demonstram os seus textos ibéricos, e também poderemos afirmar que os escritores espanhóis do seu tempo manifestaram alguma paixão pelo poeta a partir de 1923, data da primeira tradução de um poema de Fernando Pessoa em Espanha.

Nesse ano começa a lenta mas sólida recepção do poeta no país vizinho, consolidada após à sua morte graças ao esforço de escritores e críticos dos anos quarenta e cinquenta e, sobretudo, graças à antologia da sua poesia que publica em 1962 o poeta mexicano Octavio Paz, que faz estalar o boom pessoano em Espanha a partir dos anos oitenta do século XX. De então até à actualidade, o nome de Pessoa passou a referência inquestionável entre os escritores espanhóis e a presença constante no meio literário espanhol, em todas as suas diferentes manifestações culturais e em todas as suas línguas.

A exposição Fernando Pessoa em Espanha pretende percorrer este caminho e mostrar quem foi e quem é Fernando Pessoa no âmbito da cultura espanhola, através de cartas, textos e livros. Um Pessoa, sem dúvida, menos conhecido, menos visto, que documenta a dimensão ibérica do seu trabalho.

El libro del desasosiego

“Es el único escritor muerto que publica más que escritores vivos; un milagro, un emblema de la modernidad”. El entusiasmo procede de Antonio Sáez Delgado, traductor de la nueva versión de “El libro del desasosiego”. La versión de Pre-Textos poco tiene que ver con las anteriores. Por primera vez se basa en una relectura de los textos originales; por primera vez siguen un orden cronológico. Además, la eliminación de textos que no eran de la obra y la unificación de fragmentos (de más de 700 a 450), consiguen título más diáfano de su sinuosa historia.

“Pessoa es un constante work in progress, un proceso inagotable de creación y actualización de textos”, explica Sáez, profesor de traducción y literatura comparada en la Universidad de Évora desde 1995, y galardonado este mismo año con el prestigioso premio Eduardo Lourenço. “Es un libro construido con la acumulación de fragmentos y al que su autor nunca llegó a dar forma definitiva -aunque sí título y autoría, ambas cosas muy extrañas en su mundo-, con un ciclo de escritura muy amplio y que sigue de cerca la evolución estética y vital del autor real de la obra, Pessoa, y los autores ficticios por él creados, los semiheterónimos Vicente Guedes y Bernardo Soares”.

La primera parte tiene un estilo simbolista-decadente, más esteticista. La segunda parte es más sobria y similar al dietario, aunque siempre sobre la reflexión del tedio y la inacción, la perplejidad ante la condición humana, el escepticismo y el elemento de unión de Lisboa, clave de la atmósfera del libro. Pessoa es Lisboa

En 1986, António Quadros publicó en Portugal una nueva edición que dividió los fragmentos en dos grandes fases de escritura, una que comienza hacia 1913 y la segunda en torno a 1930. En 1991, Teresa Sobral Cunha entrega otra edición, con la misma idea: encuadrar la obra en dos grandes fases de escritura que corresponderían a los dos autores ficticios.

Tras su revolucionaria edición crítica, Jerónimo Pizarro tiene en puertas otra obra que aclarará más, o no, la mundología del escritor portugués: la publicación de los 136 autores ficticios que construyó Pessoa en su corta vida. A cada nombre, Pizarro adjuntará algunas muestras de sus textos correspondientes.

Con 11 años, Pessoa recibía cartas de un tal Alexander Search, él mismo por supuesto, y se las contestaba como si fuera la primera vez que las leía. Tampoco su único amor, platónico, Ofelia Queiroz, se libraba de la multipolaridad de Pessoa. La mujer era cortejada por él, pero recibía cartas de otros, papelitos firmados por alguno de los heterónimos y no por Fernando, para enfado de la mujer.

También despistó a periodistas y lectores, con las polémicas que desarrollaba en los periódicos, respondiendo a las cartas de lectores, que también habían enviado alguno de los personajes en los que se desdoblaba. “Creo que la publicación de los 136 heterónimos, figuras o personajes ficticios, llamémosles como queramos”, explica Pizarro, “va a contribuir a completar el mundo de Pessoa y a comprenderlo mejor”.

“Según la Universidad de Coimbra solo en Portugal existen 16 ediciones diferentes de la obra, a ellas se deben añadir las traducciones, diferentes más allá del año de publicación”, argumenta Pizarro. “Hay valores subjetivos del mismo traductor, que propone soluciones diferentes al texto, por lo cual se puede concebir que haya millones de Desasosiegos”. Tanto el investigador Pizarro como el traductor Sáez coinciden en que la historia editorial de Pessoa es una metáfora de la misma sociedad portuguesa: “ese rigor extremo con el que se intenta hacer todo”, dice Sáez, “pero a la vez mezclado con la falta de recursos. “Y finalmente una desidia por cambiar o acabar las cosas”, añade Pizarro. Pizarro da la versión de su cronología: “En los textos de la primera parte de El Libro del desasosiego, el que corresponde a 1913-1918, Pessoa nunca pone fechas. Es un diario simbolista, de paisajes, lagos, ninfas. En el segundo corpus, el que va de 1928 a 1934 todo está fechado. Es la parte centrada en la ciudad de Lisboa. La ciudad, su tiempo, su clima va absorbiendo todo el libro y se abandona absolutamente el simbolismo”.

Se acaban de publicar en Portugal las obras completas de su heterónimo Álvaro de Campos, uniendo poesía y prosa en un solo volumen. En España en los últimos meses Acantilado ha publicado “Quaresma”, descifrador, una recopilación de sus novelas policiacas, Funambulista ha preparado una breve antología del propio “Libro del desasosiego”, Gadir ha reeditado sus diarios escritos en inglés y “Salto de Página” ha hecho lo propio con el poema Antinoo mientras Abada publicaba el cuarto tomo de los poemas de Álvaro de Campos. “Siempre se ha dado una prevalencia a la poesía de Pessoa”, critica Pizarro. “cuando es un escritor muchísimo más amplio, que abarca el ensayo político, la filosofía, la psicología, el esoterismo, la astrología...durante décadas los investigadores se han centrado en su poesía. Redujeron los 30.000 folios escritos a los 4.000 de la poesía".

Poco a poco, dice Sáez, la imagen de Pessoa como poeta misántropo y ensimismado ha ido cediendo terreno a la imagen de un escritor curioso y preocupado por muchos de los acontecimientos sociales e históricos de su tiempo. “Pessoa es el mayor milagro de la literatura de los últimos 30 años. Murió bastante olvidado; los únicos que le publicaban eran sus amigos. Solo 50 años después de su muerte, sus restos fueron trasladados al monasterio de Los Jerónimos, reconocido por su propio país como se merece”, dice Sáez Delgado. “Yo le colocaría al lado de Borges como el mayor escritor del siglo XX”.

“Libro del desasosiego”, Fernando Pessoa.
Edición de Jerónimo Pizarro.
Traducción de Antonio Sáez Delgado.
Pre-Textos. Valencia, 2014.
496 páginas.
27 euros.

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