España ocupa el séptimo puesto en el Índice Mundial de la Miseria

España es el primer país de Europa, ocupa el onceavo puesto, en el World Misery Index (Índice Mundial de Miseria), que clasifica a 109 países. Le siguen del viejo continente, Macedonia y Grecia en los puestos doce y trece, respectivamente. También descubrieron que las personas son más felices si el desempleo y la inflación son bajos y que el Índice de Bienestar tiene forma de U en función de la edad del individuo. En general, disfrutan de un menor bienestar los hombres, las personas viudas, separados, divorciados, solteros, con hijos y con pocos estudios.

El Índice Mundial de Miseria es una creación de Steve H. Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore y que, entre otros cargos, formó parte del Consejo de Asesores Económicos del ex presidente Ronald Reagan. Para obtener los resultados de cada país, Hanke realiza una suma de las tasas de inflación, desempleo y tipos de interés de los préstamos, a cuyo resultado final le resta el aumento porcentual del Producto Interior Bruto (PIB), per cápita lo que, en su opinión, le permite medir el grado de empobrecimiento de los ciudadanos de un país.

Para situar en el onceavo puesto a nuestro país, al que clasifica con 36,9 puntos, ha pesado significativamente la tasa de desempleo. “Además, en España ha incidido también la restricción de crédito. Ese es el gran problema”, declara Steve H. Hanke a La Celosía. “Sólo he utilizado datos a nivel internacional, por lo que los números del índice serían comparables entre países”, explica su autor. El pasado mayo en el índice, elaborado sobre noventa países, España subía al séptimo puesto, con 37,6 puntos, también por culpa fundamentalmente de la tasa de desempleo. Entonces le superaba Serbia entre los países europeos, que ocupaba el tercer puesto.

“Los reguladores de Europa han hecho un esfuerzo para obligar a los bancos a reducir el apalancamiento, por lo que el crédito privado se ha contraído en la zona euro durante más de un año. Las autoridades tienen un ejército de 6.000 burócratas peinando a través de 135.000 archivos de préstamos a 130 de los bancos más grandes de Europa”, escribía Hanke días antes de conocerse que el Banco Central Europeo será el gran controlador de la banca. “Los banqueros que han estado encubriendo préstamos malos serán descubiertos y llevados a la leñera. Los bancos zombis serán liquidados o recapitalizados”, subrayaba.

El índice de miseria español es una radiografía de la crisis: no ha dejado de crecer desde 2007, cuando se encontraba en niveles de 10,89 puntos. Desde entonces ha vivido algunas correcciones puntuales motivadas por la moderación puntual del IPC, pero dentro de una tendencia claramente alcista y con fuertes tirones cuando se han publicado cifras de paro especialmente negativas, como en marzo de 2010. Por detrás de España, Croacia, Grecia y Venezuela tienen unos índices en torno a 26 puntos, y ya en un escalón inferior encontramos a Argentina, Portugal, Eslovaquia y Egipto en torno a 18 puntos. La media de la UE se encuentra en 14 puntos. "Y España tiene la gran suerte de que no haya un subíndice de miseria para los menores de 25 años, ya que necesitaríamos un chart más grande para incluirlos", señala con sarcasmo Tyler Durden de ZeroHedge.

Tres informes demoledores sobre la pobreza

El Índice Mundial de Miseria, que ensombrece la Marca España, se une a los tres informes publicados recientemente sobre la pobreza, que señalan directamente al Gobierno de Mariano Rajoy. Desde @unicef_es, Cáritas y @OxfamIntermon ponen el dedo en la llaga sobre la penuria que afecta a millones de españoles e inmigrantes que viven en nuestro país.

El último informe sobre exclusión y desarrollo social en España subraya que “asistimos al cambio de discurso en el que la garantía de derechos queda desplazada por un argumentario estructurado en torno a los valores de la revolución neoliberal y meritocrática. Así, el trabajo deja de ser un espacio de consolidación de derechos para convertirse en un espacio de vulnerabilidad y de pérdida de capacidad económica, social y personal, y de fragilidad social. Y otros derechos y servicios (sanidad, dependencia, educación, becas, etc.) presentan condiciones de acceso cada vez más restrictivas, a la vez que los programas de bienestar social son más cuestionados”.

Los autores sostienen como es innegable que las políticas de austeridad generan desigualdad, pobreza y exclusión. “Y es que la austeridad no es neutral en términos distributivos, lo cual pone sobre la mesa dos cuestiones fundamentales. La primera, si queremos mantener el coste de los mecanismos estabilizadores o, por el contrario, si estamos dispuestos a asumir los riesgos sociales de su desaparición. Y la segunda, en caso de responder afirmativamente a la opción de asumir los riegos: ¿hasta dónde pueden ser soportables las políticas de austeridad para aquellas capas de la población que carecen de posibilidades económicas?…”

El economista de Harvard Robert Barro modificó el indicador y creó el Barro Misery Index (BMI) añadiendo a la suma de inflación y desempleo el tipo de interés del bono a 30 años y el diferencial entre el crecimiento del PIB real y el PIB tendencial de EEUU. Desde finales de la década pasada, el profesor Steve Hanke, de la Universidad John Hopkins, adaptó el índice de Barro a los demás países del mundo. Hanke acaba de publicar en Globe Asia un artículo donde da a conocer su indicador global para 2013 que es encabezado por Venezuela, Irán y Serbia. España ocupa el séptimo lugar mundial en esta lista y el principal factor que lastra el indicador es el desempleo.

Aunque a primera vista, por tratarse de cifras mayores, pareciera que el desempleo es un factor que pesa demasiado en el índice de Okun, la evidencia científica es la contraria. Un estudio publicado en marzo de 2001 en American Economic Review por Rafael di Tella, Robert MacCulloch y Andrew Oswald constató que el desempleo era una mayor fuente de infelicidad para la mayoría.

En aquel estudio titulado Preferencias sobre Inflación y Desempleo, los autores señalaban que la inflación y el desempleo importaban mucho a los ciudadanos y pretendían calcular el coste que suponía la inflación en términos de desempleo partiendo de la idea popular entonces de que se podía asumir una mayor inflación a cambio de un menor desempleo. Al final, la intuición de Okun era muy cierta: las encuestas desarrolladas en 12 países europeos y en EEUU revelaron que el bienestar social es una función decreciente de la inflación y el desempleo. Incluso determinaron que la gente estaba dispuesta a aceptar un punto porcentual menos de desempleo a cambio de 1,7 puntos porcentuales más de inflación.

организации и предприятия предприятия ярославля.